Camino.
Doy la bienvenida a la felicidad, pues está entrando en mi vida poquito a poco y esta vez para quedarse, lo presiento. Voy aceptándome, perdonándome, aliviando cargas que me impedían ser yo misma. Voy despacio, conociéndome. Caminando puedo ver, a lo lejos, una nueva vida. Mientras ando, disfruto del camino, de los olores de la naturaleza, por ejemplo, del aroma fresco a eucalipto. El contacto con el medio ambiente me ayuda a despejar la mente y conectar con mi esencia. Me acompaña mi madre y nos echamos unas risas. Volvemos a casa y para seguir mimándome pongo música de fondo, me preparo para escribir porque me ayuda a entenderme mejor. A veces, salen a la luz emociones que ni si quiera sabía que estaban ahí, hiriéndome, esperando a ser sanadas. Escribir me aporta calma, me hace darme cuenta del momento presente, me cura. Dicen que si deseas algo con toda tu alma y de corazón puede que se haga realidad, por eso hay que confiar. Yo tengo muchísimos sueños y espero que se vayan cumplien